Punto al Arte: Zurbarán Francisco de
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Francisco de Zurbarán (1598-1664)

 


Zurbarán, Francisco de  (Fuente de Cantos, Badajoz 7 de noviembre de 1598 – Madrid, 27 de agosto 1664). Pintor español, uno de los más importantes valores de la pintura española del s. XVII. Nacido en Fuente de Cantos (Badajoz), pasó muy joven al taller de un pintor de imágenes piadosas en Sevilla (1614). Dos años más tarde pintó su Inmaculada Niña (1616; colección Valdés, Bilbao). En 1617 terminó su período de formación en el taller y se trasladó a Llerena (1617-26). Los dominicos del convento de San Pablo el Real, de Sevilla, le encargaron (1626) una serie de cuadros para la comunidad; obra maestra de este ciclo es el Cristo crucificado (1627; Art lnstitute de Chicago). El convento de la Merced Calzada de Sevilla le encargó (h. 1628) una extensa obra cíclica sobre la vida de San Pedro Nolasco: Visión de San Pedro Nolasco (Museo del Prado) y la extraordinaria serie de retratos de frailes que custodia la Real Academia de San Fernando de Madrid (Fray Jerónimo PérezFray Francisco ZumelFray Pedro Machado, etc.).

Inició su período de plenitud con el ciclo pintado para la iglesia del Colegio de San Buenaventura en Sevilla (h. 1629). Es una época de acentuado tenebrismo y de composiciones monumentales: Exposición del cuerpo de San BuenaventuraSan Buenaventura en el concilio de Lyon (ambos en el Museo del Louvre). Para el colegio de Santo Tomás de Sevilla pintó una de sus mejores obras de esta época: Apoteosis de Santo Tomás de Aquino (1631, Museo de Bellas Artes de Sevilla). De 1633 data el primero de los distintos Apostolados que pintó Zurbarán (Museo de Lisboa). En 1634 hizo su primer viaje a Madrid, llamado por Velázquez, para decorar parte del salón de Reinos (Fuerzas de HérculesSocorro de Cádiz, en el Museo del Prado, y Expulsión de los holandeses de la isla de San Martín, hoy perdido).

Entre 1636 y 1639 ejecutó el ciclo monástico de la Cartuja de Jerez: Adoración de los pastoresAdoración de los MagosCircuncisión (Museo de Grenoble); La batalla de Jerez (Museo Metropolitano de Nueva York).

Hacia 1640 se sitúa la obra realizada en la Cartuja de las Cuevas de Sevilla, obra de gran madurez en la que Zurbarán abandona el tenebrismo, y con colorido más claro y con gran agilidad compositiva logra escenas de gran belleza: San Hugo en el refectorio de los cartujosVirgen de la Misericordia (ambas en el Museo de Sevilla). Las pinturas que custodia el monasterio jerónimo de Guadalupe, en Extremadura, son sin duda el más importante complejo decorativo realizado por Zurbarán. Se conservan en el mismo lugar para el que fueron creadas entre 1640 y 1647, es decir, en la sacristía (Tentación de Fray Diego de OrgazFray Gonzalo de Illescas, etc.) y en la capilla de San Jerónimo: San Jerónimo flagelado por un ángelTentaciones de San Jerónimo,  Apoteosis de San Jerónimo y diversos retratos de monjes.

A estas obras de gran envergadura cabe añadir las representaciones de santas, los retratos de damas vestidas a la usanza de la época, con algún atributo que hace referencia a sus nombres, la serie de sus Inmaculadas y, de modo especial, sus escasos pero espléndidos bodegones (Museo del Prado, Museo Nacional de Arte de Barcelona). En 1658 fijó su residencia en Madrid. En los últimos seis años de su vida produjo obras de cierta homogeneidad y gran lirismo (1659, Virgen con Niño y San Francisco orante; 1661, Inmaculada de BudapestCristo de JadraqueVirgen con Santos Niños, en Bilbao).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obras comentadas


Galería
Cristo en la cruz, 1627

San Gregorio, 1626 - 1627

Bodegón de Francisco de Zurbarán

Es uno de los temas pictóricos predilectos del artista. En esta tela, los volúmenes de las vasijas aparecen desligados u nos de otros, tan sólo u nidos por el plano que forma la mesa. No existe en la composición preocupación por la profundidad espacial, que se disuelve contra un fondo oscuro, pero en cambio se aprecian en los objetos calidades táctiles que logran animarlos con un punto de sensualidad y conferirles una presencia inquietante.

(Museo del Prado, Madrid).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat. 

El martirio de San Serapio de Francisco de Zurbarán

 

San Serapio o El martirio de San Serapio es una pintura al óleo sobre lienzo de 1628 del artista español Francisco Zurbarán(1598-1664). La Orden Mercedaria encargó la obra para colgar en la sala De Profundis (capilla funeraria) de su monasterio en Sevilla (ahora Museo de Bellas Artes de Sevilla). Zurbarán es conocido por sus representaciones de monjes y santos penitentes o mártires. El crítico Tom Lubbock usó esta pintura para ilustrar una diferencia en la forma en que se representaba el martirio de dos santos diferentes. Contrastaba la descripción discreta y tranquila de la muerte violenta de San Serapion, con la muerte igual o más violenta del sacerdote y mártir jesuita Saint Edmund Campion (1540-1581) que fue colgado, dibujado y descuartizado públicamente en Londres en diciembre de 1581. El un crítico de arte hace una comparación en la forma de representar la muerte de Campion y la de San Serapion de Argel (1179-1240), 

Misa de fray Pedro de Cabañuelas de Francisco de Zurbarán

 

Pintado en 1638, este fresco es uno de los diez que decoran la soberbia sacristía barroca, entre grutescos y motivos florales, presididos por las escenas de la vida de San Jerónimo, patrono de la Orden. El monje jerónimo aparece de rodillas, extasiado ante la milagrosa aparición de una hostia de fuego, como respuesta a sus dudas sobre la presencia real de Cristo en ella.

(Sacristía del monasterio de los Jerónimos de Guadalupe, Cáceres).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Santa Casilda de Francisco de Zurbarán

 

Considerada una de las obras más famosas del artista, fue pintada en 1640. La vistió suntuosamente, como correspondía a su alto rango, ya que Casilda fue princesa y santa. Era hija de un rey moro y solía llevar alimento a los prisioneros cristianos, a escondidas de su padre. Aquí el pintor la captó en el momento en que su padre la interroga. Al mostrarle lo que lleva en la falda, el pan se había convertido en rosas. Este tema, altamente poético, inspiró a Zurbarán una de las figuras femeninas más extraordinarias de la pintura española del siglo XVII.

(Museo del Prado, Madrid).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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